miércoles, 22 de septiembre de 2010

Adriana Gil Maroño de Selem: A todos los veracruzanos que ante la desgracia los mueve el corazón y no intereses personales.


De Jorge Sievers para Grandes Montañas:
Carta  a los veracruzanos de Adriana Gil Maroño de Selem


RECIBI ESTA CARTA  Y COMO YO NO QUIERO SER COMPLICE Y ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CON ELLA LA DIFUNDO.
 
 
 
A todos los veracruzanos que ante la desgracia los mueve el corazón y no intereses personales.
 
   Como veracruzana que ama a su estado, hoy, dolida ante los lamentos, el dolor y el sufrimiento  de nuestra gente  he decidido no callar más.  Hoy levanto la voz, una voz que muchas veces he callado por miedo.
  
Aclaro que no tengo ningún interés partidista y si hoy me expreso libremente es porque me mueve la indignación de ver al pueblo veracruzano hundido, enlodado, frágil, desposeído.
  
Un pueblo que otrora reía. Hoy, Veracruz llora.
 
Evidentemente este es un desastre natural fortuito de cuyo origen nadie es culpable, pero considero que SI EXISTEN RESPONSABLES de las consecuencias.
 
    El huracán Karl y las inundaciones que le han precedido han devastado a un Estado que ya se había hundido por el saqueo que desde hace ya casi seis años ha encabezado desde el gobierno un pequeño y privilegiado grupo cuyos nombres y apellidos son del conocimiento público.
 
    El desastre natural nos tomó por sorpresa a todos e impacto en un estado ya de por sí empobrecido por un gobierno que se encuentra superado ante la magnitud de la catástrofe.
 
    Mi indignación crece cuando veo la circulación exagerada de despensas envueltas en bolsas rojas,  la proliferación de gorras y playeras del mismo color exhibiendo patéticamente en los medios de comunicación nacional el estado bananero” en que nos hemos convertido y lastimando la sensibilidad de quienes logramos percibir como los que se encuentran en el poder están  lucrando con el dolor ajeno para colgarse medallas y esconder la culpa que deben cargar por el despojo y atrocidades cometidas a lo largo del sexenio.
 
     Indignantes son también las actitudes exageradamente heroicas de autoridades que no acaban de entender que como servidores públicos es lo mínimo que deben hacer. ¿Por qué no devuelven  al pueblo veracruzano lo que se han robado y que con eso se reconstruya el devastado estado de Veracruz?
 
   Indignante la complicidad y complacencia de los paleros, vasallos y cortesanos, todos ellos con nombre y apellido que se ponen playeras y gorras rojas para tomarse y publicar sus fotos como socorristas rojos.
 
    ¿Que no  saben que la solidaridad y el amor al otro no debería tener color, ni partido, ni diferenciar situación social y económica. Tampoco ser motivo de ostentación.  Y más aún en tiempos de desgracia.
 
    Repito, no tengo ningún interés personal al escribir estas líneas, me mueve el sentimiento, me mueve el corazón. Nací y crecí en Veracruz, en ese Veracruz que tenía luna de plata, en ese Veracruz que tenía gente  con alma de pirata.
 
    Ese Veracruz,  donde antes hacían su nido las olas del mar y que  hoy esta hundido en el fango de la corrupción y de la impunidad. Paralizado en pantanos de apatía y   miedo.
 
      Hoy con lágrimas que me nublan la vista ante lo terrible del desastre, sólo me pregunto por que los ciudadanos lo hemos permitido.
 
 Que manos son las que van a reconstruir Veracruz.
 
 En vez de ser vasallos sometidos a los caprichos del poder,  convirtámonos en ciudadanos en acción. El primer paso es la liberación al miedo de denuncia.
 
     Aunque me juegue la vida  ya que hay muchos intereses que se sentirán agraviados, no puedo callar más.
 
 Mi silencio me hace cómplice.  ¿Y el tuyo?
 Adriana Gil Maroño de Selem

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