domingo, 19 de septiembre de 2010

CONSECUENCIAS DE LAS COLONIZACIONES Y LAS INDEPENDENCIAS


CONSECUENCIAS DE LAS

COLONIZACIONES Y LAS

INDEPENDENCIAS


Laura Fernández-Montesinos Salamanca

      El instinto de supervivencia no es inherente ni exclusivo del individuo, sino de la sociedad en la que procura hallar un espacio. Así pues, enajenado o no, violento o atormentado, en medio de la agonía de su pueblo colonizado y su cultura, busca un espacio en el que emanciparse de su forma tradicional de vida para integrarse a una nueva, impuesta por el monopolio social y cultural de la élite gobernante colonizadora, sacrificando con ello su cultura, lengua, espiritualidad o religión, futuro, y ancestros.
      El colonialismo, es decir, la imposición de un pueblo sobre otro que destruye las raíces sociales y culturales de los sometidos para arrebatarles la riqueza y las tierras, es una de las formas más deshumanas de aniquilación. Siempre avocado a la violencia, siempre tendente a la discriminación del sometido, agrade tanto al individuo como a las raíces sociales y culturales ancestrales con que los colonizados habían fundamentado sus parámetros de vida, y los deja huérfanos de tradiciones y de esperanza. Sin embargo, tras una férrea resistencia y la consabida y consecuente “Revolución” por la independencia, con la ansiada libertad obtenida a base de sangre y profundas lacras psicológicas incurables, la descolonización suele resultar más traumática y dolorosa que la misma colonia, pues el proceso es sumamente violento, y finalmente, tras la marcha de los colonizadores, los sometidos permanecen en una especie de oscurantismo sin saber cómo guiar su nueva vida, pues desconocen el proceso del sistema impuesto. A este respecto hay una frase que resume la angustia del esclavo recién liberado.
      A principios del siglo XX, la potencia imperialista de Inglaterra, con intereses en el Medio Oriente, gestaba arrebatar Arabia Saudita a los Turcos Otomanos para acceder a los yacimientos de petróleo orientales. Para ello envió a un militar estudioso de las costumbres beduínas: Thomas Edward Lawrence, quién reclutó a un grupo de guerreros nómadas beduínos. Cuando lograron tomar la ciudad de Damasco, Sherif Alí ibn el Kharish, protagonizado en la famosa película por Omar Sharif, pregunta al irse la luz: - ¿Y ahora qué hacemos? ¡Necesitamos ingenieros ingleses!- lo que da idea del sentimiento de abandono y de impotencia del sometido ante el nuevo reto que se plantea, y que no sabe cómo resolver: poner a funcionar un sistema que desconoce.
      Es lo que sucede tras la retirada de los colonizadores: tras haber impuesto su cultura en exclusividad, aniquilando la nativa, sin haber permitido al indígena aprenderla o asimilarla, se van, dejándolos en el total abandono y el caos. El recién liberado debe entonces o retomar sus costumbres o aprender para proseguir con el sistema opresor, y encauzar el futuro de su país. Con frecuencia queda a caballo entre la suya, que no recuerda por habérsela arrebatado a cuchillo, y la extranjera, en la que se le negó el derecho de inclusión.
      Esta situación se ha repetido a lo largo de la historia. No es necesario remontarse a dos siglos de independencia mexicana. Hoy día Irak es un caos absoluto que sobrevive bajo el consabido y usual terrorismo post-colonialista, consecuencia de los traumas y los fanatismos que provoca el sometimiento de los pueblos. Errónea o provocativamente se asume que el terrorismo es producto del fanatismo religioso o racial, cuando en realidad es una práctica común que ha afectado a gran parte de los países descolonizados, independientemente de su religión o su raza.
      Franz Fanon, sobreviviente a la invasión francesa de Martinica, donde nació, fue testigo de los abusos de todo tipo y los asesinatos del ejército represivo francés. A pesar de su origen humilde, pudo estudiar psiquiatría, y durante varios años trató tanto a víctimas como a verdugos del genocidio argelino, durante y tras el colonialismo francés. En su libro “Los Condenados de la Tierra” explica perfectamente el proceso descolonizador, repetitivo históricamente, y que hoy, cincuenta años después de publicado dicho libro, se refleja en América Latina, con especial virulencia en México, y en los países que están sufriendo la catástrofe de la invasión, Irak y Afganistán.
      “La descolonización es siempre un fenómeno violento. Es simplemente la sustitución de una especie de hombres por otra especie”. Franz Fanon.
      “La vergüenza y el miedo van a quebrar el carácter del colonizado, a desintegrar su persona. Todo se hace a tambor Batiente por expertos: Los “servicios psicológicos” no datan de hoy, ni el lavado de cerebro”- Jean Paul Sartre en el prólogo de “Los Condenados de la Tierra”. Septiembre de 1961.
      “Abandonemos a esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina por dondequiera que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo”- Jean Paul Sartre.
      “Es necesaria una nueva piel, desarrollar un nuevo pensamiento, tratar de alzar sobre sus pies a un hombre nuevo”. Franz Fanon.
      Fanon describe cómo se va creando en los países colonizados, una burguesía nacional que los mismos colonos, en su interés por la servidumbre del sometido, buscan crear como élite que domine a la masa. Esta burguesía trata de amoldarse a la forma de vida del colonizador, sintiéndose superior – por este favoritismo de que son objeto- y recayendo en los peores vicios del hombre, encarnado en una obsesión estrambótica por la posesión y el dinero. Y tras la descolonización, por el poder.
      Es el caso de México. La élite burguesa, empeñada en acumular bienes y dinero en detrimento del pueblo, discrimina creciente, desvergonzada y egoístamente a la masa que lucha por sobrevivir entre la lacra de la descolonización.
     No obstante todas estas consecuencias, algunos países han logrado superar estas trabas y traumas y salir adelante, acallando el dolor de sus heridas con la medicina del trabajo y la resistencia a la muerte del alma, por el férreo deseo de sacar adelante a los hijos de esta nación, su futuro. Son notables los casos de Argelia que describe Fanon. Tras el abandono, la población se afanó en trabajar a gran escala, hicieron rendir la tierra a niveles insospechados, y consecuentemente progresaron. A pesar de la violencia que siguió a la descolonización inglesa de la India de Gandhi, y a la separación de Pakistán, hoy día es el segundo país con mayor crecimiento económico, aún subsistiendo la miseria, consecuencia de la superpoblación que padece, por la titánica empresa de Gandhi, que incitó a consumir productos locales, recuperar las tradiciones abandonando toda forma de vida y proyección de tipo británico.
     Gandhi se lamentaba de que cuando era niño, en los templos se leía tanto el Bahavad Gita -libro sagrado de los hindúes- y el Corán, sin advertir cuándo el clérigo pasaba de uno al otro. Un verdadero ejemplo de unidad espiritual que se rompió trágicamente con la descolonización.
     Bangla Desh, uno de los países más pobres del mundo, víctima con frecuencia de catástrofes naturales por encontrarse gran parte de su territorio por debajo o a nivel del mar, vive uno de los períodos más álgidos de su mísera existencia, gracias al genio económico y premio Nóbel de economía, Muhammad Yunus, por su idea de potenciar la actividad artesanal de la que se nutre su país, a gran escala, otorgando microcréditos, plan copiado tan toscamente y con tan malos resultados por un Fox que no supo adecuar la idea a las necesidades mexicanas.
      El espantoso caso de Ruanda y Burundi, descolonizado por unos Belgas que provocaron tal odio racial entre las etnias principales, Tutsis y Hutus, que los enzarzaron en tan contienda feroz que acabó con la vida de más de un millón de personas en unos meses de terrible guerra. Hoy día las mujeres han querido olvidar la masacre en bien de sus hijos y de su país. Conviven con los genocidas, con sus violadores, con los asesinos de sus esposos y familiares, en pos de la recuperación. Como consecuencia de la matanza, las mujeres superan a los hombres en un 30%. La corrupción es casi nula, la educación es un pilar básico, y el país progresa.
      ¿Qué sucede entonces en México? La independencia de aquel yugo imperial de una España realista que había heredado el territorio, se logró, y a pesar de 200 años de descolonización, son varios factores los que aún la hacen dependiente: el más importante es la burguesía blanca –en algunos casos mestiza- hijos y herederos de los hacendados colonialistas criollos que esclavizaban al indígena y al mestizo, que no han cejado de imponer la forma de vida occidental a costa de la nativa para su propio beneficio. Hoy día todos esos burgueses pertenecen a una despiadada clase social bien diferenciada del resto: el estamento político, que usa la televisión como terapia alienante compulsiva de masas. Copiado también, con toda probabilidad, de las prácticas racistas y de genocidio silencioso de los indígenas estadounidenses, y principalmente canadienses, para mantenerlos calladitos: en Canadá tienen prohibido trabajar, aunque reciben un salario del gobierno. Los indios, en estas condiciones, impedidos de actividad, movimiento y progreso, se vuelven alcohólicos y drogadictos.
      Otra de las alienantes formas de lavado de cerebro, es la de proclamar el nacionalismo cuando las masas pretenden desbordarse en protestas contra el estamento político manipulador. Cuando hoy día todo un mundo de mexicanos, hartos de la situación de servilismo y esclavitud, escépticos de cualquier empresa y promesa del gobierno, clama fervoroso la falsedad de la independencia, aludiendo con toda razón a que América Latina no levanta cabeza gracias al silencioso colonialismo estadounidense imperante, el gobierno mexicano se esfuerza en fomentar una supuesta identidad nacional con grandes y largos festejos patrios que sólo dejan sin clase a los niños, gastos por doquier y miles de cerebros confundidos que finalmente reconocen que no tienen nada que celebrar. Máxime con vergonzoso despilfarro en el fastuoso desfile carnavalesco, mientras se ha estado pidiendo ayuda desesperada para los albergues de Minatitlán y Coatzacoalcos, porque los damnificados por las inundaciones se habían quedado sin agua ni comida. Claro, los que ejercen de gobernantes estaban demasiado ocupados preparando su “fiesta”. 
      La pobreza de un pueblo no es necesariamente sinónimo de subdesarrollo, pero el subdesarrollo sí es sinónimo de explotación, corrupción, sometimiento y dependencia. China e India son pobres por la tremenda superpoblación. Japón y Alemania, destruidas totalmente tras la segunda guerra mundial, y todavía hoy día financieras de la deuda de guerra tanto a Israel como a Estados Unidos, emergieron poderosamente hasta colocarse a la cabeza del desarrollo por su unidad, en la ardua tarea de trabajar por su nación. América Latina se independizó de Europa, pero se sometió al dictado y a la explotación de Estados Unidos, y cuando se rebelan, como Cuba, son embargados. No hay gobiernos que reciban más críticas que los de tendencia socialista que pretenden emanciparse del gigante del norte, como Chávez, Evo Morales, Lula Da Silva, al que llegaron incluso a tachar de alcohólico en tiempos de Bush para desprestigiar su laboriosa gestión, y Correa de Ecuador. A pesar de todo, el pueblo cubano ha resistido con encono, sufrimiento y organización. ¿Y México? – a los pies del Imperio, mi señor presidente del consorcio empresarial estadounidense.
      “El que desciende de los abusones colonizadores de América, de los encomenderos que explotaron al indio y perpetraron cuantos crímenes y genocidios imputa ahora alegremente a su vecino, es, el que conquistada su independencia y después de dos siglos de autodeterminación, quién no parece haber superado el modelo colonial de explotación interracial que denuncia, ni haber hecho nada por mejorar sustancialmente la existencia del indio”. Juan Eslava Galán en el “Enigma de Colón”. Sevilla, 12 de octubre de 1991.
      Como una manera de entender el aculturalismo a que estamos sometidos por la colonización, baste un ejemplo en la siguiente cita, tomada de una recopilación de relatos orales de bosquimanos sudafricanos: “La niña que creó las estrellas”, que dos estudiosos ingleses se afanaron en recoger, antes de que este pueblo desapareciera para siempre, y con ellos su cultura.
      “Las sociedades bosquimanas son fundamentalmente igualitarias. Dada su forma nómada de vida y la sencillez de su cultura material, es imposible, incluso poco aconsejable de cara a la supervivencia, que una persona sea más rica que las otras. Así mismo su organización política se caracteriza por la ausencia total de líderes. Las decisiones importantes se toman por consenso. El individuo tiene especial importancia”.
      “Los bosquimanos eran gente limpia y muy rigurosa en cuestión de modales. Entre ellos jamás se alza la voz, eran silenciosos y apacibles. En cierta ocasión un bosquimano vino a visitar unos días a los que convivían con nosotros. Hasta tal punto era más rudo que los otros, que preguntamos por qué era diferente.
-          La señorita debe perdonar: ese hombre perdió de niño a sus padres y fue criado por hombres blancos”.
      “Para un indígena maya la tierra es nuestra madre. Por lo tanto vender la tierra es como vender a la madre”- Rigoberta Menchú.

      Están de sobra los comentarios. Tanto los bosquimanos, como los africanos, los indígenas y los hindúes, han sido pueblos que tratan de emanciparse del trauma colonizador y descolonizador. Sin embargo el pueblo mexicano no ha logrado aún sacudirse la lacra de la clase política. Es preciso un líder que sobrepase la capacidad coercitiva, de desprestigio y aniquilación de opositores; con suficiente lucidez para tomarlos desprevenidos, que despierte al pueblo de México y lo incite a luchar por su veraz libertad e independencia.

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